No sería hasta 1933 cuando el escritor austriaco Hermann Broch publicaría su ensayo “Kitsch, vanguardia y el arte por el arte” y formulara una definición de la estética kitsch: “La esencia del kitsch consiste en la substitución de la categoría ética con la categoría estética; impone al artista la obligación de realizar, no un ‘buen trabajo’, sino un trabajo ‘agradable’: lo que más importa es el efecto”.
Hermann Broch marcó la línea que separaría Arte y kitsch como términos interdependientes. El arte es arte por su naturaleza única mientras que el kitsch sólo posee del arte sus características extrínsecas, sustituyendo las categorías de la ética con la estética. Desde entonces, el Kitsch ha ido evolucionando hasta nuestros días pasando de las grandes mansiones de la costa oeste norteamericanas donde se mezclaban caóticamente estilos como el barroco, el gótico y el rústico al kitsch del siglo XXI
artífice de ambientes frescos y atrevidos y que en la actualidad funciona como un concepto universal y corresponde sobre todo a una ausencia de estilo como tal.
Hermann Broch marcó la línea que separaría Arte y kitsch como términos interdependientes. El arte es arte por su naturaleza única mientras que el kitsch sólo posee del arte sus características extrínsecas, sustituyendo las categorías de la ética con la estética. Desde entonces, el Kitsch ha ido evolucionando hasta nuestros días pasando de las grandes mansiones de la costa oeste norteamericanas donde se mezclaban caóticamente estilos como el barroco, el gótico y el rústico al kitsch del siglo XXI
artífice de ambientes frescos y atrevidos y que en la actualidad funciona como un concepto universal y corresponde sobre todo a una ausencia de estilo como tal.
